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martes, 30 de diciembre de 2008

FONTANARROSA, Roberto: Sobre las malas palabras

Fragmentos de la ponencia del escritor, dibujante y humorista rosarino en el III Congreso Internacional de la Lengua Española, llevado a cabo en noviembre de 2004 en Rosario,
provincia de Santa Fe.

No voy a lanzar ninguna teoría. Un congreso de la lengua es un ámbito apropiado para plantear preguntas y eso voy a hacer.
La pregunta es por qué son malas las malas palabras, ¿quién las define? ¿Son malas porque les pegan a las otras palabras?, ¿son de mala calidad porque se deterioran y se dejan de usar? Tienen actitudes reñidas con la moral, obviamente. No sé quién las define como malas palabras. Tal vez al marginarlas las hemos derivado en palabras malas, ¿no es cierto?
Muchas de estas palabras tienen una intensidad, una fuerza, que difícilmente las haga intrascendentes. De todas maneras, algunas de las malas palabras... no es que haga una defensa quijotesca de las malas palabras, algunas me gustan, igual que las palabras de uso natural.
Yo me acuerdo de que en mi casa mi vieja no decía muchas malas palabras, era correcta. Mi viejo era lo que se llama un mal hablado, que es una interesante definición. Como era un tipo que venía del deporte, entonces realmente se justificaba. También se lo llamaba boca sucia, una palabra un poco antigua pero que se puede seguir usando.
Era otra época, indudablemente. Había unos primos míos que a veces iban a mi casa y me decían: “Vamos a jugar al tío Berto”. Entonces iban a una habitación y se encerraban a putear. Lo que era la falta de la televisión, que había que caer en esos juegos ingenuos.
Ahora, yo digo, a veces nos preocupamos porque los jóvenes usan malas palabras. A mí eso no me preocupa, que mi hijo las diga. Lo que me preocuparía es que no tengan una capacidad de transmisión y de expresión, de grafismo al hablar. Como esos chicos que dicen: “Había un coso, que tenía un coso y acá le salía un coso más largo”. Y uno dice: “¡Qué cosa!”.
Yo creo que estas malas palabras les sirven para expresarse, ¿los vamos a marginar, a cortar esa posibilidad? Afortunadamente, ellos no nos dan bola y hablan como les parece. Pienso que las malas palabras brindan otros matices. Yo soy fundamentalmente dibujante, manejo mal el color pero sé que cuantos más matices tenga, uno más se puede defender para expresar o transmitir algo. Hay palabras de las denominadas malas palabras, que son irremplazables: por sonoridad, por fuerza y por contextura física.
No es lo mismo decir que una persona es tonta, a decir que es un pelotudo. Tonto puede incluir un problema de disminución neurológico, realmente agresivo. El secreto de la palabra “pelotudo” –que no sé si está en el Diccionario de Dudas- está en la letra “t”. Analicémoslo. Anoten las maestras...
Hay una palabra maravillosa, que en otros países está exenta de culpa, que es la palabra “carajo”. Tengo entendido que el carajo es el lugar donde se ponía el vigía en lo alto de los mástiles de los barcos. Mandar a una persona al carajo era estrictamente eso. Acá apareció como mala palabra. Al punto de que se ha llegado al eufemismo de decir “caracho“, que es de una debilidad y de una hipocresía…
Cuando algún periódico dice “El senador fulano de tal envió a la m… a su par”, la triste función de esos puntos suspensivos merecería también una discusión en este congreso.
Hay otra palabra que quiero apuntar, que es la palabra “mierda”, que también es irremplazable, cuyo secreto está en la “r”, que los cubanos pronuncian mucho más débil, y en eso está el gran problema que ha tenido el pueblo cubano, en la falta de posibilidad expresiva.
Lo que yo pido es que atendamos esta condición terapéutica de las malas palabras. Lo que pido es una amnistía para las malas palabras, vivamos una Navidad sin malas palabras e integrémoslas al lenguaje porque las vamos a necesitar.




Roberto Fontanarrosa





Roberto Fontanarrosa era apodado “El Negro”. Había nacido en Rosario, Argentina, el 26 de noviembre de 1944, y murió el 19 de julio de 2007. Era humorista gráfico y escritor.
Su carrera comenzó como dibujante humorístico, destacándose rápidamente por su calidad y por la rapidez y seguridad con que ejecuta sus dibujos. Estas cualidades hicieron que su producción gráfica fuera copiosa.
Era un apasionado del fútbol, deporte al cual le ha dedicado varias de sus obras. El cuento "19 de diciembre de 1971" es un clásico de la literatura futbolística argentina. Como buen "futbolero", siempre ha mostrado su simpatía por el equipo al que sigue desde pequeño, en este caso Rosario Central.
En los años setenta y ochenta, se lo podía encontrar tomándose un café en sus ratos libres en el bar El Cairo (esquina de calles Santa Fe y Sarmiento), sentado a la metafórica “mesa de los galanes”, escenario de muchos de sus mejores cuentos. Desde los años noventa, la mesa se mudó al bar La Sede.
Fue expositor en el III Congreso de la Lengua Española que se desarrolló en Rosario (Argentina), el 20 de noviembre de 2004. En el mismo dio la charla titulada “Sobre las malas palabras”.
En 2003 se le diagnosticó esclerosis lateral amiotrófica, por lo que desde 2006 utilizó frecuentemente una silla de ruedas. El 26 de abril del 2006, el Senado le entregó la Mención de Honor Domingo Faustino Sarmiento, en reconocimiento a su vasta trayectoria y aportes a la cultura argentina.
El 18 de enero de 2007 anunció que dejaría de dibujar sus historietas, debido a que ha había perdido el completo control de su mano derecha a causa de la enfermedad. Sin embargo aclaró que continuaría escribiendo guiones para sus personajes.
Falleció el 19 de julio de 2007 en su ciudad natal, Rosario, a la edad de 62 años, estando internado en un hospital debido a su enfermedad.

9 comentarios:

S .M.T dijo...

PAS.......... SEMBRAMOS PAZ




D onde quieras que estes

O las de paz te alcanzarán

S entirás que de mi llegó.


M uchas VOCES hacen falta para cantar

I ntensamente un himno a la paz

L oas al amor en la humanidad.





N uevo mundo florecerá, queriendo

U nir a los hombres en un gran mesa,

E levando nuestra esencia de hermandad

V ientos de cambios buscarán un camino de

E ternidad



paz sobre el arco iris
paz en el cielo
alfonbremos paz
en este suelo

un fuerte abrazo

Anónimo dijo...

Feliz año LEER PORQUE SI, brindo por las lecturas que disfruté y por las que disfrutaré en el 2009!!!

Anónimo dijo...

Este texto me trajo a la memoria una misa a la que fui cuando todavia mis padres lograban arrastrarme hasta la iglesia. El cura de esa apoca hizo el mismo cuestionario que Fontanarrosa solo que el ponia en la casilla de ¨malas¨a las palabras guerras, hambre, robo entre otras. Creo que las palabras tiene la carga moral positiva o negativa que el hablante le de. Una palabra por si sola no es ni buena ni mala. Los insultos mas denigrantes mejor escondidos en las frases mas melodicas siguen siendo un insulto.
Mariana Galvan 4f

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

Una palabra no puede ser nunca ni buena ni mala! Son palabras y las palabras son abstractas las palabras salen de la boca de cada uno... y no creo que una palabra sea mala por lo que significa, hay palabras que no estan definidas como malas palabras,que pueden ser mas malas que estas que las hacen quedar como mal vistas. Las palabras suenan como las exprese cada persona no depende de si es linda o es fea si es mala o es buena son palabras y fin. Por ahi la sociedad al cambiar hace que ciertas palabras pierdan el real significado pero siguen siendo palabras. La educación esta en el a acto de la persona no en las palabras que utiliza. Victoria Carpio 4to F

Burgi, Marianela dijo...

Fontanarrosa es un escritor que te habla claro, cotidiano pero sin perder lo estético, en este discurso sobre las "malas palabras" te propone ver esas palabras como una alternativa, no como malas sino como expresión para decir algo, cada día que leo algo de Roberto me convenso más de que es un escritor que me encanta!!

Santiago Marconetti dijo...

Es increíble como Fontanarrosa puede atrapar a los lectores, con sus ponencia (como esta por ej)poemas y todos sus trabajos. Esta a criterio de cada lector decidir si es una mala palabra, o deducir que son las malas palabras. Pero es imposible negar que te ha sembrado la duda, haciendo que te replantees que es la mala palabra, que es ser boca sucia y demás.
Felicitaciones por el trabajo del blog, es un sitio muy interesante!


Santiago Marconetti 4to F

Padilla Tamara dijo...

A mi parecer, no son malas las palabras; Asombra con la naturalidad que se las dicen hoy en día, Pero hieren mucho mas las palabras bien fundamentadas que las vulgares. Influye mucho las expresiones con las cual se dicen.

Muy interesante el blog. y mucho mas Roberto Fontanarrosa.

Tamara Padilla 4to F.

Florencia Saavedra dijo...

No considero a ninguna palabra como "mala palabra" sino que son expresiones que la gente utiliza cuando no tiene fundamentos para hacerle frente a algo y se escuda atras de estas, en el caso de una discusión. También, por otra parte, se las usa cotidianamente sin la necesidad de lastimar a nadie. Todo depende del contexto en el que se las utilise y de la educación que recibe cada persona.